Pambolero
El fútbol
es un deporte muy importante en
nuestra cultura, como también existe otro deporte muy popular: hablar mal de
México, en este solo se necesita una personalidad frustrada y deseos de cambiar al país con solo tronar los
dedos. Así como hay grandes puestos políticos que tienen la facilidad de robar masivamente
los recursos de la nación existen miles de futbolistas o exfutbolistas como yo.
Para ser más puntual quiero comunicar mi aprecio educativo que contiene el
fútbol. Pero un fútbol contracultural el
glorioso fútbol llanero de barrio sin clase ni elegancia.
La pasión pambolera tiene grandes consecuencias en mi etapa infantil, bien si
el fútbol nos alimenta de ignorancia,
también enriquece las relaciones humanas, tal es el caso de la burla o bien la
solidaridad de compañeros, la pasión se adueña del participante y el sistema de
identidad mantiene su éxito total.
El fútbol es una guerra, los signos
que tienen las banderas son elementos que se remontan a las batallas medievales
por eso mismo el fútbol tiene tanto consumo. Defender el territorio propio, los
colores del uniforme, el equipo como asociación tiene la responsabilidad de ser
superior a cualquiera, esto tiene que ver con la psicología de las masas, solo
que en algunos intentos es fallido, por ejemplo en fútbol llanero no tiene
responsabilidad de merecer respeto por los rivales, el juego de estos llaneros es
libre ya que tiene caracteres de la
realidad consumista, la estética del jugador amateur es totalmente
contradictoria a los modelos establecidos por los medios que difunden este
deporte profesional, sin embargo la trasmisión de partidos nacionales e
internacionales hacen más pintoresca la tradición futbolera. Gracias a este
contenido social he podido conocer el dialogo de algunas estrellas como “el pelos”,
“el chasis”, “el tripas”, “el patas”, etcétera, apodos reales de entre un
encuentro dominical. El barrio caguamero de estos lugares en su mayoría
colonias rechazadas de la cuidad reflejan desinterés de cualquier glamour, de
repente son más sinceros que cualquier persona que maneja una imagen relevante.
Siguiendo a este círculo
simpático de personas que dedicamos el tiempo a un deporte polémico para
algunas personas es importante saber que además de ser una situación pasional
que provoca adrenalina, sentimientos y
conocimientos corporales, inculca sobre todo una estimulación cerebral, esto es
muy importante.
En opinión propia considero el
fútbol llanero como momentos de un desarrollo colectivo en donde es vital la
fuerza del barrio, la familia o la morra en
turno. Es ese orgullo portador del jugador cuando se siente observado
realizando una actuación efímera y absurda para el país. Tal es la experiencia
personal, cerca de quince años atrás mi familia observaba a mi padre correr,
gritar, reír hasta salir lesionado… y al finalizar nos esperaba una convivencia
entre todo el plantel acompañados de cerveza con pláticas del fútbol
internacional, la conclusión: hay que
echarle ganas. También otra escena muy típica es cuando discuten unos a
los otros y mejor o peor aún, las batallas campales entre los equipos rivales o
propios.
El árbitro además del aspecto
que puede llegar a tener, despeinado,
ruco, chimuelo, panzón, chaparro, narizón, es una persona bien ofendida, se
llena de cualquier insulto dentro y fuera del campo, como si fuera el diezmo
semanal. El hombre de negro que parece masoquista es la autoridad en versión
chusca del juego, pocos, muy pocos lo respetan.
En la televisión adoro el
personaje Horacio Cascarin (Andrés Bustamante) humor real utilizado en el mundial
Corea Japón 2002. Esta figura engalana la estética del director técnico tramposo
pero siempre humilde. Manifiesta su filosofía a partir de sus lecciones de fútbol colmillo en los pies de los “Mazacotes de Chicontepec” Sport Club integrado
por futbolistas bien mañosos.
Personalmente mi relación con
el futbol es mayoría en comparación con el arte, no vengo de una familia
historiadora, ni mucho menos intelectual, realmente crecí en colonias
marginadas, en zonas industriales directamente de la contaminación, es decir,
familiares y vecinos son obreros, obreros con fracasos en educación
escolarizada por esto mismo considero al deporte como mi soporte emocional,
portador de valores muy humanos y riquezas de lenguaje como el spanglish. Estoy agradecido con ello
aunque ahora me dedique a las artes plásticas, es una lucha constante con los
mismos ya que al utilizar de alguna manera las mismas herramientas (planta de
soldar, madera, cemento) para el objeto
x estoy en proceso de transformar de acuerdo a mis intereses un discurso teórico y artístico utilizando el
mismo oficio.
Soy una persona que
desertó de la carrera como jugador profesional por falta de recursos económicos
sin embargo sigo creyendo que mi mayor logro ha sido anotar goles al equipo rival. Con esto no deseo exponer
un cumplido escolarizado, más bien pretendo la honestidad coherente.
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