domingo, 13 de noviembre de 2011

Post Mortem

Acerca del concepto post mortem:
La fotografía de difuntos fue una práctica que nació poco después que la fotografía (un 19 de agosto de 1839) en París, Francia, que luego se extiende rápidamente hacia otros países. La práctica consistía en vestir el cadáver de un difunto con sus ropas personales y participarlo de un último retrato grupal, con sus compañeros, familiares, amigos, o retratarlo individualmente. La fotografía mortuoria no era considerada morbosa, debido a la ideología social de la época del Romanticismo. En dicho período se tenía una visión nostálgica de los temas medievales y se concebía la muerte con un aire mucho más sentimental, llegando algunos a verla como un privilegio.
El hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes pre fotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento morir, frase que deriva del latín, "recuerda que eres mortal" y era utilizado, en lo que a historia de arte se refiere, para la representación de los difuntos; otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados. La composición de retratos de muertos, especialmente de religiosos y niños se generalizó en Europa desde el siglo XVI. Los retratos de religiosos muertos respondían a la idea de que era una vanidad retratarse en vida, por eso una vez muertos, se obtenía su imagen. En estos retratos se destacaba la belleza del difunto y se conservaba para la posteridad. Los retratos de los niños en cambio eran una forma de preservar la imagen de seres que se consideraban puros, llenos de belleza y eran la prueba misma de que la familia del desafortunado niño, había sido elegida para tener un "angelito" en el cielo.
En México la fotografía mortuoria que se aplicaba principalmente a los niños, era un recuerdo muy valioso, que constaba el ascenso al cielo y proporcionaba el consuelo necesario para seguir en la vida. El valor ya no sólo es el que tuvo para la familia. Para Louis Vincent Thomas, las figuras del primer tipo como las fotografías conservan el recuerdo del desaparecido, regulan la pena y se convierten ocasionalmente, en un objeto de culto. Se trataba del último adiós en imágenes, tomadas por lo general dentro de la casa del niño muerto o fuera de ella, también las tomaban en el cementerio justo antes del entierro o, en ocasiones, en un estudio del fotógrafo. También hubo un tiempo en que se retrató a los difuntos mayores, principalmente en Michoacán, se retrataba al muerto en el patio de su casa o en el panteón, a lado de sus familiares, pero a diferencia de las fotografías en que se trata de simular vida, en este tipo de fotografía, el muerto reposaba en su caja pero parada de tal forma que parecía que el muerto estaba también de pie, dentro de ella, pero ese tipo de fotografía tuvo una vida muy corta y su uso no se extendió. La práctica de retratar “angelitos” comenzó a desaparecer en distintos momentos de la segunda mitad del siglo XX. Es muy probable que el desvanecimiento de dicha práctica se deba a los sacerdotes cuya influencia en la sociedad era decisiva, recordemos que se trataba de una práctica realizada por católicos. Otros “agentes modernizadores” como maestros, médicos y autoridades sanitarias, tuvieron mucho que ver. Todos ellos, con sus marcos reglamentarios y normativos, escritos o no.

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